Esta es una historia muy personal y cada vez que la recuerdo me hace sentir muy orgullosa de la vida, del amor y de DIOS especialmente.
Pasé por un momento muy triste al enterarme que una de mis hermanas menores (17 años) estaba embarazada, cuando supe la noticia fue inaceptable para mí, no podía entender cómo ella por un momento de "estupidez" estaba "destruyendo su vida", le grité y le dije que cómo podía hacernos esto, despúes que la habíamos aconsejado tanto, la apoyabamos en todo...por qué tan siquiera no sé protegió...me sentía triste, sé que no más que mi hermana, pero me dolía mucho pensar que sus estudios, su futuro, su vida en sí ya no sería la misma...quería ser yo la embarazada, porque la veía pequeñiquita, temerosa y a pesar de que soy joven, me considero más madura y fuerte que ella.
Lloré demasiado, quería que fuera una pesadilla...mis papás estaban devastados con la noticia...una de sus niñas sería madre...pero yo no lo aceptaba y en esa desesperación ignorancia, porque a esto solo se le puede llamar de esta forma, le sugerí a mi mamá el ABORTO, le dije: "Mi hermana no quiere a ese bebé, por un error que cometió no podemos obligarla a algo que no desea, además esta empezando...se puede hacer algo" nunca olvidaré esas palabras, que ahora me llenan de verguenza conmigo misma de saber que en algún momento de mi existencia pensé de esa manera.
Gracias a Dios mis padres, personas infinitamente amorosas y por los cuales agradezco cada día haber sido engendrada por ellos, decidieron que no, que ese bebé nacería y que el no tenía la culpa de nada y que no era el fin de nada, si no el inicio de una nueva etapa en la vida de mi hermana y de la familia entera, con nuevas responsabilidades y que el milagro de la vida jamás debe ser considerado un pecado.
Comprendí que era verdad lo que decían mis padres y apoyé a mi hermana en todo lo que estuvo a mi alcance, los nueve meses de su embarazo, fueron nueve meses de aprendizaje, de unión...que me hicieron amar y valorar muchísimo más a mi familia, mi hermana cuido de ella y de la criatura que estaba en su vientre...sus movimientos nos alegraba mucho, sabíamos que estaba vivo y que crecía poco a poco, era una vida con esperanzas y deseoso y confiado de que alguien lo esperaba para darle todo su amor.
Por fin llegó la hora del alumbramiento...estuve con mi hermana es sus momentos de dolor, ver lo fuerte que era a pesar de lo que estaba sintiendo, me hacía admirarla mucho, apreté su mano, para apoyarla...pero no podía evitar llorar al verla así, todos los que estaban en la sala me preguntaban que lloraba, si debía estar feliz...yo solo entendía la razón de mi llanto.
Nació ese bebé, esa personita que se formó del amor, pequeñito y precioso...sano, completo y confiado de que lo querían...me arepentí tanto de que algún momento pensé en que lo mejor era deshacerse de el...cómo pude pensar en matar, extinguir esa hermosura, ese milagro que respiraba, que tenía un corazón, un cerebro y que solo dependía del amor que nosotros como su nueva famiilia podíamos ofrecerle...cuando lo tuve por primera vez en mis brazos descubrí que el tenía mi vida, que lo amaba y que Dios es vida y que nadie tiene derecho a matar la inspiración de él...
Hoy soy verdaderamente feliz, tengo un sobrino hermoso, una hermana que es madre y es de las mejores, una familia unida y concentrada en darle todo ela mor del mundo a ese ser que se nos regalo.
Que hubiera sido de nuestra vidas si hubieramos extinguido la de este bebé, no hubieramos disfrutado de su sonrisa, de verlo dormir en paz, de sus muecas, de sus ojos grandes e inocentes...SI A LA VIDA, NO AL ABORTO!!!
